Fórmulas para todo. Una fórmula se manifiesta de diversas maneras que abarcan desde la estructura fundamental de la existencia hasta los patrones de comportamiento humano, la creación artística y la experiencia personal:
- La existencia y el cosmos como fórmulas: el universo, las historias, y quizás la propia realidad, operan basándose en componentes lógicos, una progresión de fórmulas que escupen un resultado, o un cálculo increíble. Las historias son como máquinas de juego, similares a una lista de movimientos en una partida de ajedrez. Me gusta imaginar que existen almas en el más allá que intentan desentrañar los secretos matemáticos del cosmos y entender las fórmulas para alcanzar resultados deseados, una forma de llegar a su propia “prisión perfecta”. Incluso la estabilidad del universo onírico parece depender de teoremas y fórmulas guardadas en una suerte de memoria genética (qué sueños están entrelazados en la sangre de las ratas, quienes a través de generaciones aprenden cómo recorrer algunos laberintos). Qué tal si una entidad superior ha arreglado los “cables” de la metarrealidad, implicando una estructura subyacente que sigue una fórmula. La divinidad misma puede ser vista como un lenguaje o fórmula que rige una existencia, incomprensible para los humanos.
- El comportamiento humano y social como fórmulas: los humanos seguimos fórmulas para casi todo: para comer, socializar, trabajar, escribir, para justificar vicios, rutina, espontaneidad, e incluso para romper con los esquemas (descubriendo, a su vez, esquemas ocultos). Hay fórmulas para las amistades, iniciarlas, conservarlas y romperlas. El amor es presentado como algo que ha sido convertido en fórmula. Debe haber una “fórmula maestra”, una que se resuelve en menos de un segundo. Cuántas fórmulas seguimos al día y cuántas “de emergencia” tenemos. La vida convencional, como la paternidad, es descrita como una fórmula que aparentemente es sencilla, fácil, y que incluso tiene un manual, ofreciendo una sensación de comodidad y control. La tendencia humana a buscar certezas sobre la identidad definiéndose sexualmente es vista como una forma de aclarar un fragmento de sí mismo para tener un modelo a seguir o una brújula, una guía para encontrar consuelo. La adaptación cultural y la fusión de tradiciones también siguen una fórmula de adoptar y abandonar rasgos. En el ámbito del control social y el marketing, se describe cómo se busca crear al individuo modelo que se necesita basándose en perfiles colectivos, lo cual implica la aplicación de una fórmula para moldear el comportamiento del consumidor.
- Creación, arte, y escritura como fórmulas: la escritura misma implica seguir fórmulas para la redacción, la estructura, el tono, el uso de palabras y la puntuación. La llegada de nuevas tecnologías (WordPress, Tik Tok, Equis) introduce nuevas fórmulas de escritura mediante bloques. Se cuestiona la aplicación de fórmulas simples como el “viaje del héroe” a figuras complejas y mitológicas. La fabricación de libros reveladores requiere ingredientes, procedimientos, químicos y alquimia, una fórmula cuyo conocimiento puede perderse. El proceso de hacer pan es resistencia (el placer de alimentarse a sí mismo con algo que haces con tus propias manos), además implica una sencillez y paciencias requeridas mientras se siguen pasos específicos, con tiempos medidos y dobleces de la masa; una fórmula práctica. La masa madre es un “monstruo” que requiere ser alimentado y entendido en sus tiempos, una fórmula para mantener vivos a los microbios.
- Fórmulas biológicas y corporales: el cuerpo humano sigue instrucciones o fórmulas propias. Se me ocurre que todo cuerpo tiene una fórmula para su propia finalización. Una enfermedad puede verse como una instrucción biológica defectuosa o el cuerpo puede dar otra instrucción que el carácter, la psicología, no puede controlar. Recetas culinarias como la familiar del puesto de comida o la de hamburguesas son fórmulas transmitidas o modificadas. Probablemente existen fórmulas milagrosas para el cuerpo, un ungüento cuya receta está prohíbido escribirse y morirá con la última anciana que la posee.
- La tensión entre la fórmula y la individualidad/espontaneidad: a pesar de la persistencia de las fórmulas, hay una búsqueda por algo más allá de ellas, un deseo de romper los esquemas, de trascender una “bestia humana, idiota, que sólo tiene olfato para las mismas cosas” o la vida mundana. Se busca la espontaneidad, aunque a veces esta también sigue ritos o fórmulas ocultas. Una idea, como la “cibercapital” (Don DeLillo) sugiere una conexión total que amenaza la individualidad, buscando crear al individuo necesitado, una negación de la humanidad al reducirla a datos manejables y fijos. Sin embargo, también puede expresarse la individualidad dentro de este sistema, y hay una “ingenua humanidad” que proporciona sus datos a cambio de cosas simples. Un trueque de almas: digital y espiritual. La experiencia de la enfermedad, aunque regida por procesos biológicos (fórmulas del cuerpo), lleva a una intensa búsqueda de la identidad y a reevaluar la vida; después del proceso, te descubres con la capacidad de ser otro y que, probablemente, la identidad es una nimiedad.