Breves desde afuera del umbral

Después de tres años, he regresado al peso que tenía cuando supe que estaba enfermo de cáncer (remisión dos años, sí señor). Si esto sigue, tendré que comprar calzones nuevos, o romper los pequeñitos que tengo. Giro los ojos, esta cosa de ponerme a dieta me da roña, después de todo he vivido estos últimos años con la excusa de una vida breve y he tragado más postres de los que debería. Económicamente tampoco es viable; tendré que despedirme de los chocolates y los panes lujosos una temporada (pero seguiré haciendo pan campesino, y una cucharada de mermelada no lastima a nadie), en lo que regreso a una panza más saludable (no estoy tan gordo, pero…)

Tengo una alumna de literatura en quinto o séptimo semestre que escribió “tubó” en vez de “tuvo”. Tuvo un amor o tubó un amor, que es lo mismo que matarlo a tubazos, tubazos de tilde enfática. He pensado en ello durante estos últimos tres días, lo he sopesado y analizado como se piensan algunos discursos políticos, un ensayo viejo o una broma cósmica. Es de esos casos que me hacen pensar: “llámame loco, Marcelino Champagnat, pero debe haber límites”. También me molesta que ni siquiera le hizo caso al corrector ortográfico que pone una rayita roja y muy elegante debajo de la palabra. No hay lugar en el mundo donde un tubó pueda existir, a no ser que uno se lo invente como una criatura mítica, pero igual es un nombre muy feo. Supongo que algunos días debemos tener la paciencia del mundo, ningún grammar nazi es reconocido como un bastión de la cultura y no es un traje que me guste usar a menudo. Durante años he matado al mío a tubazos.

Quiero acabar Cyberpunk 2077 este fin de semana. Me faltan algunas misiones extras (hay un ente que no me ha llamado para iniciar la suya, y no sé cómo forzar el evento. Quizás está bugeado). Me gusta cómo se ha construido la relación entre Johnny Silverhand y V, nuestro personaje principal. El juego maneja bien la narrativa para que tú decidas la presencia de tu Silverhand: ¿es un aspecto extraño de tu personalidad, un constructo imaginario, un ídolo? ¿O es un parásito, una identidad de la que debes deshacerte? Cyberpunk no solo se basa en la vieja narrativa cyberpunk, pero también aprovecha la nueva, una que explora los sentimientos y la violencia de un mundo tecnocrático (ja) de maneras más sutiles. Me refiero a la nueva de Blade Runner y Cowboy Bebop. Además de que Night City es una poderosa presencia estética, la construcción narrativa del juego vale la pena. El reto es superar los problemitas técnicos, ignorar los comentarios y las reseñas para poder jugarlo con paciencia y amplitud. He sentido una súbita nostalgia por Night City (algo que no consiguió el mundo ghibli de Breath of the Wild) porque estoy a punto de abandonarlo.

Mi psicóloga me dijo que debería dar gracias a cinco cosas cuando me despierto. Está bien, aquí haré el ejercicio: doy gracias a que estoy vivo y puedo seguir tragando marranamente; doy gracias por mis 105 kilos; doy gracias porque me doy tiempo para jugar como nunca antes lo había hecho, quizás solo en la infancia; doy gracias por las morras que hacen carita de ahegao en el instagram y también doy gracias porque no tengo ninguna psicóloga, y me la puedo inventar para tener largas pláticas sobre quién existe más que el otro.