Soy un vagabundo de mi propio palacio mental

1 de enero, 2021

  • Distancia: 6.5 kilómetros. 
  • Ruta: Cholula. 
  • Velocidad más rápida: 7:48 min/Km
  • Total: 20.19 kilómetros. 
  • Tiempo: 1:05:09
  • Sudadera: Guinda. 

Esta tarde di la doble vuelta (5.5 en total, más o menos). Lasol se quedó atrás en algún momento, pero luego me siguió el paso. No me suena lógico, creo que ella debería tener mejor condición que la mía. Pesa menos, su cuerpo ha pasado por menos desgracias, qué se yo. También creo que es un triunfo poder correr como lo hago. Quizás ella me da mi espacio para hacerme sentir mejor (diario del paranoico). Hice ejercicios de respiración mientras corría para también entrar en ese estado mental tan peculiar que parece meditación, el viaje en el tiempo, cerebro que se enfoca al presente. Solo de pensarlo he empezado a hacer ejercicios de respiración mientras escribo, me pregunto si servirán para lo mismo, también los intentaré mientras juego. Headspace del trotador. El mindfulness de las luces que se quedaron atrás. Pensé en Zeits, pensé que tendría un hijo después de ver su foto en el espejo y cuando lo imaginé siendo un padre, pensé que sería igual de incompetente que el mío. Eso me dio tristeza. Hoy en el camino nos encontramos a Dos Xolos; su bicicleta es como un trineo jalado por dos perros. Tres perros callejeros oscuros de lado derecho. Vimos al Alemán Alto, con su bolso de lino, dando su habitual paseo de caminata rápida. ¿Pensará que México es un paraíso por sus pocas restricciones respecto a la pandemia? ¿O extrañará Alemania? Recuerdo de Fortnite y su mundo abierto. Quiero decirle a Othello que me lo quiero coger, ¿debería mandarle un mensaje? No existe, es un producto de tu imaginación. Se me ocurrió que también debería de tener un post mortem después del trabajo. Escribir unos 5 o 10 minutos de cosas desagradables. No todos pueden ser pensamientos de paz cuando el espíritu está en guerra, quíhubo. Antes Nico me acompañaba a correr, eso parecía hacerle feliz. Hoy ha dormido casi todo el día. La subí al sillón para compartir el espacio juntos como solíamos hacerlo. No he comprado el periódico para enseñarle a orinar donde debe (he atravesado al mundo de lo real porque no oculté el nombre de mi perro, pero no estoy ocultando mucho los nombres, no se necesita un detective para saber quién es quién, quién es verdad y quién es mentira, quién sí existe y quién no). Casi olvido escribir esto, pero finalmente me serví otro vaso de agua y decidí hacerlo. La calle estaba muy solitaria: primero de enero. También creo que debería darme un día a la semana para releer mis piensos, creo que lo haré los domingos en la mañana. Pensaba publicarlos en mi blog, pero no sé si hacerlo. Como una manera de decir que existo, que todavía tengo una voz. Correr me entusiasma porque pienso qué voy a escribir cuando regrese; trato de memorizar mis caminos mentales y físicos, pero termino divagando. Soy un vagabundo de mi propio palacio mental. 

3 de enero, 2021

  • Distancia: 3.8 km. 
  • Ruta: Cholula. 
  • Velocidad más rápida: 9:04 min/Km
  • Total: 23.99 kilómetros. 
  • Tiempo: 41:53
  • Sudadera: Spider-Man Costco. 

Hoy vi a Golden Sosegado platicar con Viejo Negro. Viejo Negro no traía cubrebocas. Viejo Negro le dijo al otro: ojalá esto pase pronto. Di las buenas noches y seguí corriendo. En la caminata de la tarde tomé muchas fotos. Caminamos casi 5 kilómetros. Un muchacho joven y moreno casi me atropella con su bici. Fíjese, me dijo, ¿no ve que estamos en la ciclopista? Su argumento todo chafa porque la bicipista también es la banqueta, ahí camina la gente. Qué remedio, se veía asustado, casi disminuido. Parecía que había perdido un poder muy importante. Yo solo atiné a preguntarle si se encontraba bien un par de veces porque se veía sumamente asustado. No tenía por qué ir tan rápido. No traía cubrebocas. La corrida de la noche, esa que separé allá arriba, por otra parte, fue muy tranquila. Saleio traía una chamarra que hacía ruído y el ruído pensaba que venía de mis dientes. Un par de veces pensé que había enloquecido, que finalmente se me había zafado el tornillo. Risa que risa. El bar al final de la universidad sigue clausurado. La Bulldoga Francesa nos dio las buenas noches, esta vez no nos agregó el “guapos”. Supongo que ya no somos novedad para ella, o ya no está pensando que un día la vamos a invitar a vivir el trío de su vida. Lo dice con un tonito medio lujurioso, pero no pienso que sea en mala onda. Saleio nunca la escucha porque trae los audífonos puestos. A mí ya no me gusta escuchar música cuando corro porque creo que hay riqueza en las calles, en las palabras espontáneas, las conversaciones de las parejas y los extraños que se encuentran. Es parte de lo que llevo conmigo cuando agarro el ritmo, cuando me concentro y trabajo la respiración, la velocidad. Extraño que la Nico nos acompañe en las caminatas. Cuando era una cachorra, salía a correr conmigo unos veinte minutos, un kilómetro a lo mucho. Eso parecía hacerla feliz. Le gusta mucho correr cuando le aviento sus juguetes. Nico es sumamente activa, quitarle esa parte de su vida debe ser un poco frustrante para ella. ¿Me pregunto si se dará cuenta de que ya está vieja? ¿Si acaso lo piensa? Hoy le dolía un poco levantarse, la escuché chillar un par de veces pero fue nuestra culpa porque olvidamos una pastilla. Escribo más y trabajo la memoria porque yo también he estado olvidando más fácil. Desde el cáncer, mi cerebro tiene un desajuste muy peculiar. Al menos ya no estoy deprimido o eufórico. Lo que resta es componer algunos procesos: imaginación e inteligencia. Los diarios ayudan a ambas cosas. Solo quiero hablar de los pasos, de la corrida, de las caminatas. Este es un diario de movimiento y de caminos. Me gusta soñar, mientras corro, que Nico es joven y me guía por túneles maravillosos que nos llevarán a los reinos imaginados (he soñado al Killer abriendo la tierra para hacer estos caminos con sus patitas blancas, era un perrito blanco muy sabio y muy aventurero, menos cobarde y chillón que la Nico). Creo que eso es una historia que tiene mucho tiempo gestándose. 

4 de enero, 2021

  • Distancia: 3.72 km. 
  • Ruta: Cholula. 
  • Velocidad más rápida: 8:14 min/Km
  • Total: 27.71 kilómetros. 
  • Tiempo: 39:19
  • Sudadera: Spider-Man Costco. 

Hoy fue una noche tranquila para correr. Había poca gente, otros corredores sin cubrebocas, uno que otro policía, más gente paseando a sus perritos. Un hombre traía dos bicicletas y en la canastilla de una de ellas, había un Schnauzer que me ladró cuando pasé junto a él. Me dio un pequeño susto. En esta carrera, traté de iniciar más rápido y acabar despacio. Regresamos más temprano de lo normal a la casa. La nueva regla de tiempo es escoger un número al azar entre el 1 y el 15. De acuerdo a lo que escoja Siri, o los dados, o algún robot de internet, es el tiempo que me siento a escribir sobre mi salida a correr. Pero esta noche no tuvo eventualidades, fue demasiado tranquila. Quizás lo que me llamó la atención fue que el antro verde ya no tiene su estampa de clausurado y esta se movió, misteriosamente, a un puesto que está desocupado. ¿Los dueños habrán movido la estampa? Apuesto que sí. Nos topamos en el camino a Negro Viejo y nos saludamos como siempre. Bulldoga Frencha no apareció para decirnos “¡Adiós, guapos!”. Sentí un ligero cansancio inicial, pero es que soy grande, soy pesado. Envidio los cuerpos delgados y pequeños que pueden correr muy rápido. Me distraigo en vez de escribir, pero no tengo mucho qué decir esta noche. Fue una noche tranquila, fría. Extraño a los estudiantes, eran algo bonito qué ver mientras trotaba (ahora que recuerdo, había un grupo de cuatro personas. Uno de ellos hablaba inglés con una mexicana. En realidad todos parecían paisanos, pero no entiendo por qué hablaban otro idioma. Um. En fin, el muchacho [sin cubrebocas] trataba de convencer a la muchacha [con cubrebocas] de que había una fiesta buenísima. Quizás vi brevemente en acción al mismísimo flautista de Hamelin). También recuerdo que un ciclista me deseó las buenas noches porque pensó que lo estaba mirando intensamente. Hoy Solencio se cruzó la calle como chilango, anoto esto como un recordatorio; crecen muy rápido estos muchachos cuando uno deja de vigilarlos. Extraño salir con mi gorda, es un recuerdo persistente: cuando salíamos a correr, y los dos estábamos exhaustos, jadeando como animales felices, pensando que, contra todo pronóstico, correríamos para siempre.